Carpetovetonia
El previsible fracaso de la
investidura, como presidente de gobierno, del líder del PSOE no tendrá efectos
depresivos en el político socialista. Según ha sabido este informativo de
fuentes tan bien desinformadas como las demás, el pacto con Ciudadanos ha sido
una cortina de humo para ganar tiempo.
Desde hace más de un mes
Pedro Sánchez prepara, en el más absoluto secreto, un pacto sorprendente y
genial por lo inesperado y por las consecuencias que tendrá en la política
peninsular.
El líder socialista ha
buscado y conseguido el apoyo de los 86 diputados del partido socialista
portugués de Antonio Costa para una más que probable posterior ronda de
votaciones en el congreso. La suma aritmética cuadra perfectamente: los 90
diputados del PSOE con los 86 portugueses darían justo la mayoría absoluta de
176 diputados, necesaria para investir al político español como sucesor del muy
dicharachero Mariano Rajoy. Esta operación tiene como contrapartida que los
socialistas españoles apoyen a sus necesitados homólogos portugueses en el
parlamento de Lisboa.
Para que esta sorprendente e
insólita solución de gobernabilidad pueda tener lugar sólo se necesita que los
respectivos parlamentos acuerden crear la unión peninsular de los dos estados.
El nombre del país podría ser “Lusitania” o “Carpetovetonia”. Fuentes
negociadoras afirman que el PP preferiría esta segunda denominación.
Descartaría la primera opción por las posibles erratas que dieran lugar a
escribir “Luisitania”, lo cual haría muy difícil olvidar la época de la
corrupción.
Según el PSOE, el PP no
podría decir no a esta reforma constitucional porque sus votantes no
entenderían que Mariano Rajoy desperdiciara la oportunidad de volver a la época
imperial de Felipe II, en cuyos dominios no se ponía la corrupción (digo el
sol).