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sábado, 2 de septiembre de 2023

El descamino de Santiago

Un grupo de peregrinos, que se dirigen a Santiago, suben cansados y sudorosos una cuesta del camino. Cerca de la cumbre se cruzan con otro caminante que baja con paso ligero y sin síntomas de cansancio.

-"Buen camino". Dicen todos. Sin embargo, el solitario les responde:
-"Buen descamino. Están equivocados, la dirección correcta es la que yo llevo". Los peregrinos lo miran perplejos.
Esta escena está siendo habitual este verano en el Camino de Santiago.
Las autoridades gallegas están desconcertadas por la reciente aparición de un extraño grupo de caminantes activistas que luchan con singulares métodos contra la masificación que sufre la ruta jacobea en los últimos años.
Parece ser que, antes de iniciar su peculiar periplo, compran o falsifican la credencial del peregrino ya rellena en el mercado negro del entorno de la catedral. 
Su ruta comienza en la misma plaza del Obradoiro, frente a la catedral de Santiago. Toman cualquier itinerario de peregrinación, aunque prefieren el Camino Francés, pero siempre en sentido contrario a los demás caminantes. Si estos van hacia el oeste, ellos van hacia el este, si los demás van hacia el norte, ellos van hacia el sur...Estos nuevos descaminantes se permiten hacer gran parte de las etapas en patinete eléctrico, moto o coche escuchando la música de la radio a todo volumen. 
Se les reconocen fácilmente porque cuando van descaminando y se cruzan con alguien en vez de decir "buen camino", dicen "buen descamino" o bien "este no es el camino".
Disfrutan girando 180º grados las señales y mojones que indican el camino correcto. También, si nadie les observa, ocultan las conchas que jalonan la ruta.
Algunos han sido vistos en Finisterre con un pequeño extintor con el que frustran los intentos de los peregrinos de quemar botas o cordones. Otros pasan por Lavacolla rápidamente, sin cumplir el ritual de bañarse, pero secándose el sudor con una toalla. 
Parece ser que una de sus actividades favoritas es quitar piedras de los "milladoiros" (montones de piedras formados por los caminantes a lo largo de los años). Así lo hacen en la muy conocida Cruz de Ferro para luego intentar vendérselas a los peregrinos que se dirigen a Santiago y han olvidado llevarlas. Según ellos, esa actividad, como la de deshacer las cruces de palos y ramas que dejan a su paso los caminantes, forma parte de su credo ecologista de dejar la naturaleza en su estado original.
Los últimos metros de su etapa siempre los hacen a pie. Se acercan a los lugares de sellado de la credencial (albergues, iglesias, ayuntamientos, etc.) e insisten en que les borren con tipex o cualquier otro medio, el sello de su credencial correspondiente a ese lugar. Los hosteleros o funcionarios los miran atónitos, pero acceden a hacerlo, pues piensan que son peregrinos trastornados por el calor o cansancio acumulado en el camino.
Para los que han elegido el Camino Francés su destino final es la fuente de vino de bodegas Irache, que se encuentra en Ayegui (Navarra). Allí se concentran y no se conforman con beber un sorbo de vino de la fuente, sino que además llenan garrafas y montan una fiesta con música, baile y...¡¡¡abundante sangría!!!