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sábado, 9 de febrero de 2019

Nacional, pero planetario


Las palabras lo arreglan todo

El gobierno de Pedro Sánchez ha conseguido resolver de una forma increíble e imprevisible el problema catalán que se había estado agravando durante el mandato de M.Rajoy por la acostumbrada inacción de nuestro ínclito  presidente anterior.
Constatada la incompetencia de los políticos profesionales para calmar la situación, alguien del gabinete técnico de la Presidencia tuvo la original idea de proponer la constitución de una comisión de lingüistas y semióticos para intentar salir del callejón sin salida en que se encontraba el conflicto catalán, visto que esta confrontación era sobre todo lingüística y de signos.
Con la ayuda de un astrónomo, este grupo de expertos en lenguaje ha introducido unas modificaciones en el estatuto de autonomía de Cataluña que han satisfecho a los independentistas catalanes.
Los principales cambios introducidos han sido:
-Cataluña no es una república independiente, sino un planeta con su propia órbita alrededor del Sol y dos satélites: Illes Balears y País Valencià.
-Cataluña tiene la capacidad de decidir la composición de su atmósfera pudiendo aumentar la proporción de gas nacionalista.
-Cataluña podrá establecer libremente sus periodos de rotación y traslación. Es decir, la duración del día y del año.
-Cataluña se guarda la potestad de determinar cuál es el valor de g, la aceleración de la gravedad.
-Cataluña es soberana para cambiar de sistema solar si así lo decide la mayoría de su pueblo en referéndum.
-Cataluña se reserva la posibilidad de constituir un cúmulo globular, independiente en la galaxia, con otros sistemas planetarios descontentos con sus opresoras, imperialistas y gravitatorias estrellas.

El sector independentista ha recibido con júbilo estas concesiones del estado español. No obstante, entre ellos han surgido ya divisiones entre los que opinan que el valor de g debería ser menor de 9´8 m/ s2 para que la vida de los catalanes sea más ligera y llevadera y aquellos que opinan que debiera ser de al menos 10 m/s2 para que estén más aferrados a su tierra y aumente su sentimiento nacionalista.


Los partidos de la derecha han puesto el grito en el espacio y así Pablo Casado del PP ha manifestado que Pedro Sánchez es un traidor planetario y que además de volver a implantar el artículo 155, debería aumentar por decreto el valor de la gravedad de La Tierra de modo inmediato para impedir la separación de Cataluña.




3 comentarios:

  1. Creo que,ni aún así, estaría la gente contenta. Y sí, se nota el cambio de inteligencia del nuevo presidente con respecto al anterior.

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  2. Querido Miguel, en esa proposición deshonesta hacia el pueblo catalán compuesto tan solo del 47 % de la población porque el resto son unos fachas o, lo que es peor, unos tibios (Jesucristo dixit), hay varios fallos: 1/: no son dos los planetas sino cuatro: la Cerdaña y el Rosellón francés, cuyo chovinismo francesista es repugnante, lo que dificultará mucho las transacciones, y la franja de Fraga, aragonesa hasta hoy y que, con esperanza, puede convertirse en otra franja de Gaza; téngase en cuenta que todo nacionalismo lleva al imperialismo, y habida cuenta la natalidad enorme catalana, sobre todo magrebíes y negros, necesitan espacio vital como lo necesitaron los nazis alemanes. 2/: La composición de la atmósfera de Cataluña (dígase mejor Catalunya para no caer en fascismo irredento) será, con absoluta seguridad, principalmente compuesta de oxígeno, para reproducir el experimento del doctor Ox en la novela de Julio Verne, y así conseguir que, como los belgas flamencos, tan flemáticos, todos los catalanes bailen la sardana al ritmo del Heavy Metal, es decir un allegretto con mucho moto. 3/: la rotación deberá calcularse para que acerque Andorra a Barcelona, y así poner a huevo la evasión de capitales; ser nacionalista está bien, pero enriquecerse con el erario público está mucho mejor. 4/: la gravedad es característica de los castellanos, con tanta capa de oveja merina, luego a los catalanes les importa un ardite la gravedad, pues el nacionalismo siempre es alígero y volandero, tendente a levitar a medio metro del suelo: téngase encuenta que, en tanto según el registro civil se han ido de Cataluña (perdón, Catalunya) casi 4000 empresas, la versión oficial dice 300, y qué más da que esas 300 sean las más importantes; recriminados por el asunto cierto de que cualquier día, por causa de esas marchas, que son de la sede administrativa, luego del lugar donde pagarán sus impuestos, en vez de ocurrir que España les roba, será Catalunya quien robe a España, país pobre donde los haya, decrépito y con la misma habla que esos pobretones de los sudacas (eximio nacionalista dixit). Y no me extiendo más, porque las cuestiones interestelares son interesantes y tarde o temprano, los devotos de la Virgen de Montserrat, previamente sobados por cierto fraile, colonizarán Marte y hasta, si me apuran, Urano utilizando a los del Vall d'Aran, que están acostumbrados al frío.

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