Aquí paga todo el mundo
Así concluyó el primer juicio por
fraude fiscal que tuvo lugar en España en el que el acusado era un perro, pero
no uno cualquiera: Rayo, una estrella de la televisión y del mundo de la
publicidad.
Todo comenzó hace dos años cuando el
gobierno español, alarmado por el descenso de la natalidad, descubrió que había
más perros y gatos que niños en los hogares españoles. El ministro de Seguridad
Social, Omeo Patico, llevó a la reunión del Consejo de Ministros un informe que
alertaba de que el gran déficit de la Seguridad Social haría insostenible que,
en un futuro próximo, esos niños de hoy pudieran cobrar sus pensiones.
Ante este gran problema, de difícil
solución, el ministro de economía, Antonio Tacaño, tuvo la ocurrencia, de
decir: ¡¡¡pues que les paguen las pensiones los perros!!!
Todos los demás ministros
aplaudieron la iniciativa y elaboraron un decreto que obligaba a los
propietarios a pagar una cuota a la seguridad social por sus mascotas y,
además, un impuesto de la renta según los ingresos de los miembros del hogar
(humanos y animales). Se acordó que la medida para comenzar solo
afectara a perros y gatos, pues intuían que las aves tenían más
facilidad para la evasión.
El ministro de Medio Ambiente,
Roberto Eco, objetó que si los animales pagaban a la seguridad social,
también debían tener acceso a atención sanitaria. Así que se acordó que
tendrían derecho a veterinario o bien a ser atendidos, junto a sus dueños, en
las consultas de los hospitales. Por eso ahora no es raro encontrar en
cualquier sala de espera de pediatría más cachorros que niños.
Los primeros negocios en adaptarse a
las nuevas medidas han sido los centros veterinarios y las tiendas de animales,
pues han incorporado rápidamente un servicio de asesoría fiscal para sus clientes.
Asimismo los abogados ya han
desplegado sus redes para sacar provecho de este insólito decreto. Como
consecuencia de su trabajo, la seguridad social ya ha concedido por
resolución judicial, tras ser demandada, las primeras pensiones de jubilación a
un par de perros acróbatas de circo.
Pero, ¿qué fue de Rayo? Parece ser
que disfruta de una vida relajada en una isla caribeña, como muestra la foto
que aparece en la revista del corazón Guau-Guau. La imagen ilustra una entrevista en la que el
popular can declara su inocencia con estas palabras:
"Soy inocente. Yo
no sé nada de dinero. Todo eso lo llevaba mi representante".
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