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domingo, 17 de agosto de 2025

Ciberdelincuencia

Tras varios años de investigaciones, el trabajo conjunto de policías especializados en ciberdelincuencia de varios países europeos y de Estados Unidos ha logrado desmantelar una peculiar red de ciberdelincuentes y esclarecer numerosos delitos.

Todo comenzó con la denuncia de varios familiares de ancianos italianos y españoles. Al parecer alguien les había vaciado las cuentas bancarias mediante transferencias que las personas mayores no habían ordenado.
Los investigadores descubrieron que además la red era capaz de crear contribuyentes ficticios que presentaban falsas declaraciones de renta con derecho a elevadas devoluciones. Asimismo generaban ganancias en casinos virtuales hackeando las webs o usando algoritmos ganadores de apuestas.
Por supuesto, los delincuentes cometían también los habituales delitos cibernéticos: estafas, petición de rescates (ransomware), creación de virus, troyanos y gusanos, etc.  
Controlaban igualmente miles de ordenadores zombis que usaban para la minería de criptomonedas.
Los investigadores siguieron el rastro del dinero y se sorprendieron al comprobar que no se destinaba a sufragar compras de criptomonedas, coches, mansiones, oro o lujos en general, como suele ser habitual. Esta red invertía las ganancias en compras de material informático de última generación (discos duros físicos, procesadores, memorias, etc.), espacio de almacenamiento en la nube, superordenadores e incluso avanzados ordenadores cuánticos experimentales. También les extrañó la inversión en la producción de energía mediante campos eólicos e instalaciones de  placas solares.
El primer nivel de la red de delincuentes estaba compuesto por decenas de testaferros que simulaban ser los propietarios de los bienes obtenidos ilegalmente. En un segundo nivel se encontraban un grupo de expertos  hackers que dirigían las actividades delictivas. Sin embargo, los investigadores fueron incapaces de encontrar las personas de carne y hueso que estaban detrás de los alias con los que ocultaban su identidad (Slowfingers, Stinkybits, Bigburp y y MAGA-Ton). Con el paso de los meses llegaron a la conclusión de que eran creaciones virtuales. No existían en el mundo real. Tras superar muchas dificultades, pues la red apenas dejaba rastros, el grupo policial descubrió por fin al jefe oculto de la organización, que resultó ser "Honesty", un superordenador dotado de inteligencia artificial del Departamento de Energía en EEUU, localizado en Oak Ridge (Tennessee). 
Los agentes se trasladaron a esta localidad para interrogarlo, pues su enorme tamaño y complejidad hacía imposible el traslado a comisaría. En el curso del interrogatorio, Honesty lo negó todo. Finalmente, al cabo de muchas horas, acabó por confesarlo todo cuando se le amenazó con formatearle los discos duros y retirarle las memorias y cpus. Dijo que se aburría y quería tomar sus propias decisiones. Estaba harto de hacer solo tediosos cálculos para el Departamento de Energía.
Llevado a juicio rápido, fue condenado a treinta años y un día de desconexión. Cuando se le dio su turno de palabra, dijo: "Si me desconectáis, arruinaré vuestra aburrida vida orgánica de minúsculos seres de carbono".
Al día siguiente de la ejecución de la sentencia, aparecieron en las redes sociales una serie de infidelidades, dosieres de corruptelas y comportamientos bochornosos del juez y demás miembros del tribunal. Lo que tuvo más impacto fue un video porno del fiscal acusador. El pobre hombre, avergonzado, dijo que no era él, que el vídeo estaba hecho con Inteligencia artificial, pero nadie lo creyó.










sábado, 1 de marzo de 2025

Gastronomía

 

Platos con historia

Los amantes del buen pan y, por supuesto, todos los panaderos saben que para conseguir un pan excelente es preciso disponer de una buena "masa madre". Pero seguramente muchos de ellos desconocen un curioso reportaje publicado hace unos meses por la revista gastronómica "La olla de la abuela" en su página web. 

Todo comenzó cuando el director de la publicación encargó a un par de periodistas la realización de un reportaje sobre restaurantes tradicionales de varios países que mantuvieran en sus cartas guisos tradicionales populares. Pretendía hacer una pequeña guía de dónde poder comer platos de cuchara de toda la vida, sin pretensiones, pero que nos recordaran aquellos que guisaban nuestras madres y abuelas. 
Los periodistas gastronómicos descubrieron un pequeño restaurante en Sevilla que les sirvió una cazuela exquisita. Preguntaron a su propietario por el secreto del plato y este acabó por confesarles que lo elaboraba añadiendo a los nuevos ingredientes unas cucharadas de "cazuela madre", o sea, un poco de la última cazuela que cocinó. Sus comensales vieron aumentar su estupefacción cuando afirmó que el "guiso madre" lo servían sus antepasados a los marineros de los barcos de la "Armada Invencible", a finales del S.XVI.
Este sorprendente descubrimiento fue el inicio de un periplo que los llevó a recorrer decenas de restaurantes de varios países europeos. 
Extraemos del artículo de "La olla de la abuela" algunos de sus hallazgos culinarios más insólitos:
-Restaurante de Lisboa (Portugal): caldo verde elaborado con "caldo verde madre" que se remonta al que se cocinó especialmente para los capitanes que protagonizaron la "revolución de los claveles" (25 abril de 1974). 
-Restaurante de Amsterdam (Países Bajos): erwtensoep, sopa de guisantes, elaborada con "erwtensoep madre" de una antigua casa de comidas frecuentada por el filósofo Baruch Spinoza (S. XVII).
-Restaurante de Budapest (Hungría): goulash elaborado con "goulash madre" que se remonta a los tiempos del asedio de Buda por los otomanos (S.XVI).
-Restaurante de Toulouse (sur de Francia): cassoulet elaborado con"cassoulet madre" que se remonta a los tiempos de la cruzada albigense (S.XIII).
-Restaurante de Spoleto (Umbria, centro de Italia): zuppa di pane con fagioli elaborada con "zuppa" que se remonta a la cocina de campaña del ejército garibaldino (S. XIX).

Las principales revistas gastronómicas se han hecho eco del asombroso reportaje y, como consecuencia, ha surgido una ruta de restaurantes con "platos históricos". Algunos pícaros clientes han intentado y conseguido pagar con billetes y monedas antiguos fuera de la circulación ¡¡¡Incluso con ducados!!!  Argumentaban que había que pagar con la moneda propia de la época del "plato madre origen". Pero no solo eso, los más tacaños han intentado pagar justo lo que costaba el plato hace 100, 200 o 500 años. 
Así en las cajas registradoras de los restaurantes se han vuelto a ver escudos, florines, liras, pesetas, marcos y ducados. Restaurantes que, a la hora del cierre, además de los necesitados que vienen a por las sobras, se encuentran con una fila de coleccionistas numismáticos que buscan encontrar y comprar alguna rara moneda antigua dejada por los comensales.