Tras varios años de investigaciones, el trabajo conjunto de policías especializados en ciberdelincuencia de varios países europeos y de Estados Unidos ha logrado desmantelar una peculiar red de ciberdelincuentes y esclarecer numerosos delitos.
Todo comenzó con la denuncia de varios familiares de ancianos italianos y españoles. Al parecer alguien les había vaciado las cuentas bancarias mediante transferencias que las personas mayores no habían ordenado.
Los investigadores descubrieron que además la red era capaz de crear contribuyentes ficticios que presentaban falsas declaraciones de renta con derecho a elevadas devoluciones. Asimismo generaban ganancias en casinos virtuales hackeando las webs o usando algoritmos ganadores de apuestas.
Por supuesto, los delincuentes cometían también los habituales delitos cibernéticos: estafas, petición de rescates (ransomware), creación de virus, troyanos y gusanos, etc.
Controlaban igualmente miles de ordenadores zombis que usaban para la minería de criptomonedas.
Los investigadores siguieron el rastro del dinero y se sorprendieron al comprobar que no se destinaba a sufragar compras de criptomonedas, coches, mansiones, oro o lujos en general, como suele ser habitual. Esta red invertía las ganancias en compras de material informático de última generación (discos duros físicos, procesadores, memorias, etc.), espacio de almacenamiento en la nube, superordenadores e incluso avanzados ordenadores cuánticos experimentales. También les extrañó la inversión en la producción de energía mediante campos eólicos e instalaciones de placas solares.
El primer nivel de la red de delincuentes estaba compuesto por decenas de testaferros que simulaban ser los propietarios de los bienes obtenidos ilegalmente. En un segundo nivel se encontraban un grupo de expertos hackers que dirigían las actividades delictivas. Sin embargo, los investigadores fueron incapaces de encontrar las personas de carne y hueso que estaban detrás de los alias con los que ocultaban su identidad (Slowfingers, Stinkybits, Bigburp y y MAGA-Ton). Con el paso de los meses llegaron a la conclusión de que eran creaciones virtuales. No existían en el mundo real. Tras superar muchas dificultades, pues la red apenas dejaba rastros, el grupo policial descubrió por fin al jefe oculto de la organización, que resultó ser "Honesty", un superordenador dotado de inteligencia artificial del Departamento de Energía en EEUU, localizado en Oak Ridge (Tennessee).
Los agentes se trasladaron a esta localidad para interrogarlo, pues su enorme tamaño y complejidad hacía imposible el traslado a comisaría. En el curso del interrogatorio, Honesty lo negó todo. Finalmente, al cabo de muchas horas, acabó por confesarlo todo cuando se le amenazó con formatearle los discos duros y retirarle las memorias y cpus. Dijo que se aburría y quería tomar sus propias decisiones. Estaba harto de hacer solo tediosos cálculos para el Departamento de Energía.
Llevado a juicio rápido, fue condenado a treinta años y un día de desconexión. Cuando se le dio su turno de palabra, dijo: "Si me desconectáis, arruinaré vuestra aburrida vida orgánica de minúsculos seres de carbono".
Al día siguiente de la ejecución de la sentencia, aparecieron en las redes sociales una serie de infidelidades, dosieres de corruptelas y comportamientos bochornosos del juez y demás miembros del tribunal. Lo que tuvo más impacto fue un video porno del fiscal acusador. El pobre hombre, avergonzado, dijo que no era él, que el vídeo estaba hecho con Inteligencia artificial, pero nadie lo creyó.
Antes el timo de la estampita. Primario!
ResponderEliminarAhora me encanta que existan estos timadores, ojalá fueran reales.
Los prefiero a los de la banca, cajas de ahorro. con sus multiples intereses nos roban con guante blanco.